Una alpaca de cuatro garras.
El presente artículo se refiere a un ser inexistente. Mejor dicho, a la representación de un animal que no existe. Sin embargo, para los europeos de los siglos XVI y XVII, la presencia de la alpaca de cuatro garras en algunas crónicas de viajes, no merecía dudas. Si estaba en el papel, existía en la realidad de las tierras americanas.
Uno o más dibujos realizados por un holandés anónimo, durante el año 1643 o con posterioridad a esta fecha, contribuyeron en la creación de una imagen de la alpaca de cuatro garras que circulaba en Europa. Este testimonio fue realizado por alguien que ‘estuvo allí’. Sin embargo, ¿este ‘haber estado allí’ será suficiente prueba de la veracidad del testimonio?
El desafío será, entonces, tratar cada testimonio críticamente, evitando las generalidades y dar por sentado la veracidad de las fuentes.