En este artículo se pretende reflexionar estética y filosóficamente sobre la emergencia de una “conciencia luminosa” como estrategia de producción en la fotografía documental contemporánea en Chile.

Esta documentalidad es reactiva a su contexto político, debido a que éste se pierde como referencia ideológica. Esta condición de orfandad hace girar al fotógrafo hacia su propia intimidad, transformándose ésta en su referencia ideológica y documental. Este giro hacia lo performático tiene como manifestación estético-fenoménica el tratamiento de la luz, y una conciencia cromática, en cierta medida “anómala”. Esta anomalía es visible en que los colores no son los que las tecnologías actuales entregan, en este caso los fotógrafos optan por técnicas precarias, tanto mecánicas, como químicas, para mostrar esta autorreferencia como motivo central de su representación de época.